La depresión navideña

En estos días es fácil sentirse nostálgico, quizás lo hayas notado. Parece que lo normal es sentirse contento y disfrutar de los festejos. 

La visión idealizada de la Navidad que nos llega desde las películas no se corresponde con la realidad. Aún así, para muchos es una época feliz. Un momento de paz y armonía donde la prima la alegría. Sin embargo, para otros, es un momento donde la protagonista es la tristeza.

Un conjunto de sítnomas afectivos son el culpable de que según qué personas vivan estas fechas tan entrañables con una sensación de tristeza y melancolía. Nostalgia exagerada, frustración, amargura, pensamientos negativos, tristeza por la ausencia de alguien, apatía ante los festejos.

EL CONSUMISMO. El estrés navideño y las prisas por comprar el regalo perfecto termina por arruinar esa sensación de paz y equilibrio emocional que conservábamos al principio. 

Expresar las emociones negativas es el primer paso para empezar a liberarlas y evitar la depresión navideña. Un amigo, un familiar son las personas adecuadas en las que apoyarte.

Trata siempre de rodearte de personas positivas.

Levanta tu estado de ánimo con actividades que te ayuden a desconectar o donde te sientas útil.

Haz un alto en el camino para mirar atrás y apreciar mejor el camino andado. 

Valora lo que tienes y las pequeñas cosas del día a día que hacen que sigas hacia delante. Si tienes la suerte de tener unos buenos amigos, llámalos y disfruta de ellos cada segundo. Si tu familia está cerca y tu relación es buena, aprovecha su calor y amor incondicional. Es la mejor medicina. 

Huye de compromisos navideños que no te apetecen.  Recuerda que lo importante no es agradar a los demás a costa de nuestra estabilidad emocional, sino ser capaces de demostrar al ajeno que el amor que entregamos es amor natural y verdadero. 

¡Vive tu Navidad más sincera! Aquella que solo tú construyes, olvídate de los demás.