Ordesa, un viaje a la infancia

«Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números claros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de saber cuánto hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia y medición. Todo hombre acaba un día u otro enfrentándose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré. Nunca lo soporté».
Vida, amor y muerte. Son los ejes principales sobre los que se sustenta su novela. "La literatura nos recuerda que debemos vivir". Eso es lo que dice el escritor aragonés Manuel Vilas haciendo refierencia a su última novela Ordesa, la más personal hasta el momento. Es una crónica de una orfandad o quizá de un desamparo profundo.
El libro más personal de Manuel Vilas. Un paseo hacia su pasado, una reflexión sobre la vida, sobre la muerte de sus seres queridos, sobre el amor y el desamor. Manuel escribe para sanarse del pasado, para liberarse, para ponerle nombre a las cosas y verlas fuera de su interior. A él, la literatura le recuerda que debe vivir, pase lo que pase.
Sin duda, una lectura recomendable en la que cualquier lector verá reflejada su vida y los parámetros sociales e históricos de la España de los años sesenta y setenta, época en la que está ambientada la novela.
En una de sus entrevistas, Vilas afirma en su novela que cree recibir mensajes de sus padres muertos. Escribe para encontrar respuestas, para alcanzar la belleza y la dignidad de ese pasado. Ordesa es el pasaje de su infancia, el vivio con su familia, en el que ha creído. Allí guarda numerosos recuerdos que en su novela descubre a los lectores. Para él, su padre "era una montaña, algo inamovible , algo que siempre iba a estar allí, aunque en silencio".
«Me adentraba en los bosques. Volví a tocar la vida. Viajé hasta Ordesa, y me quedé contemplando las montañas. Vi con claridad los errores de mi vida y me perdoné a mí mismo todo cuanto pude, pero no todo. Aún necesitaba tiempo».