Vive cada día como si fuese el último
“Vive cada día como si fuese el último”. Durante toda nuestra vida hemos escuchado esta frase tantas veces que ya casi carece de sentido para nosotros. Sin embargo, pararse a pensar en ella, analizarla y sentir los pensamientos que nos genera su verdadero significado puede llegar a regalarnos una valiosa lección.
Vivir demasiado rápido nos aleja de la verdadera esencia.
El trabajo, la hipoteca, las noticias, los horarios... cada día de nuestra vida está llena de situaciones, información y obligaciones que debemos asumir, organizar y llevar a cabo con el objetivo de acabar el día con el deber cumplido, sin tiempo para nada más, día tras día. Todas estas complicaciones diarias hacen que nos olvidemos de lo que verdaderamente importa, nos alejan de las relaciones con los demás por falta de tiempo, nos provocan estrés y preocupación y hacen que no seamos todo lo felices que deberíamos ser.
Pero, ¿y si se nos planteara la posibilidad de que hoy es nuestro último día? Hemos oído muchas veces esta pregunta. Pero lo cierto es que nuestro futuro es incierto. Saber vivir es saber recuperar esa esencia perdida. Pero en nuestra vida existen piedras que obstaculizan el camino hacia ese objetivo.
“El miedo a perder lo que poseemos nos hace olvidar que realmente no necesitamos nada de lo que tenemos, salvo nosotros mísmos.”
El miedo a morir
Hay miedo. Miedo a vivir y a morir. Miedo que reside en la idea de renunciar a todo aquello que le concedíamos importancia y a lo que estábamos apegados, porque en ese instante desaparece todo. Estamos aquí de paso y esas cosas tienen un valor limitado, pasajero, transitorio en nuestra vida.
En la cultura occidental, la muerte ha sido siempre un tema tabú, y el hecho de que nuestras vidas cada vez sean más cómodas y seguras hace que seamos tan arrogantes y mezquinos que lleguemos a pensar que la muerte es algo que no forma parte del ciclo natural de la vida.
Lo importante es saber qué es lo importante. El deseo tan humano que todas las personas poseemos de querer siempre lo que no tenemos, ya sea un coche, un trabajo, la persona que nos gusta, o más tiempo libre, hace que no valoremos lo que tenemos, que nos apeguemos a ello y que además suframos su ausencia. Pero es importante saber que todo esto nace del miedo a perder lo que poseemos, olvidándonos de que realmente no necesitamos nada de lo que tenemos alrededor. Salvo a nosotros mísmos.
“Estar presente, vivir el ahora, tomar consciencia de cada momento. A través de la meditación Mindfulness aprendemos a valorar los pequeños placeres de la vida basados en las cosas sencillas.”
Mindfulness como estrategia de mejora
La clave de la felicidad está en saber ser feliz encontrando la paz interior. Conseguir ser libres nos hace valorar la vida, simplificarla y tomar consciencia de ella, permitiéndonos disfrutarla al máximo. En relación a esto, existe una filosofía de vida que incluye la práctica de la meditación, el llamado Mindfullness, por medio de la cuál aprendemos a valorar los pequeños placeres de la vida basados en las cosas sencillas.
Esta filosofía de vida se basa en un simple concepto: estar presente, vivir el ahora, tomando consciencia del momento. No solo reducirá el estrés diario sino que hará que disfrutemos plenamente de los pequeños placeres de la vida: los más importantes.